Gul’dan

Gul’dan era el más ambicioso y talentoso aprendiz de Ner’zhul cuando fue contactado por el señor de los demonios Kil’jaeden. Este había estado tratando de corromper a Ner´zhul pero el viejo shaman orco de alguna forma se las había ingeniado para resistir la influencia del oscuro demonio. Frustrado Kil’jaeden se fijó un nuevo objetivo, Gul’dan, aprovechando la ambición de este último le dió al joven shaman la oportunidad de superar el poder de su maestro, enseñándole como usar la magia demoníaca y ayudándolo a descubrir el arte de la necromancia. Bajo la tutela del demonio, Gul’dan rápidamente escaló en importancia y rango dentro de la horda. Reunió un grupo de seguidores formando así la sociedad secreta conocida como el “Concilio Oscuro” y comenzaron a corromper y manipular a los líderes de la horda,  llevando a esta última por el camino de la sed de sangre. En pocos años llegaron a dominar completamente a la mayor parte de la horda. Después de recibir las visiones de Medivh, sobre las tierras de Aseroth, Gul’dan llevó la horda a través del Portal Oscuro y comenzó la guerra de conquista de los reinos humanos. Durante la guerra asesinado a sus propios seguidores logró crear los primeros caballeros muertos, también con sus hechizos podía convertir Ogros simples en Ogros Mágicos. Cerca del fin de la guerra, Gul’dan traicionó a la horda tratando de obtener para si mismo los poderes que residían en la tumba del titán Sargeras. La traición no fue tomada a la ligera por Orgrim Martillo de Condena, el cual envió dos de sus mejores clanes tras el traidor, aunque los mismos no lograron ajusticiar directamente a Gul´dan si contribuyeron en el debilitamiento de sus fuerzas, asesinado una gran cantidad de sus seguidores. Con unos pocos seguidores en la tumba del Titan, Gul’dan accidentalmente liberó un grupo de demonios previamente atrapados, costándole este error su propia vida.

Orgrim Martillo de Condena

Orgrim Martillo de Condena es uno de los líderes más importantes en la historia de la horda. Un general de la horda durante la primera guerra, uno de los más leales oficiales bajo el mando de Mano Negra el Destructor. Durante la guerra cuando Martillo de Condena descubrió que Mano Negra esta bajo la influencia del Concilio Oscuro de los warlords, probó que su lealtad no estaba con su comandante pero si con la horda, retando a Mano Negra y venciéndolo, asumió el rol de señor de la guerra y se dedicó a eliminar a todo los miembros cercanos del Concilio Oscuro.
Acérrimo enemigo de la alianza, Martillo de Condena estuvo siempre en la delantera cuando llevó a la horda al interior de Khaz Modan en la segunda guerra. Aunque comandaba con látigo de hierro, también demostró sus dotes diplomáticas ganando nuevos aliados para la horda entre ellos los trolls de Azeroth. A pesar de su inmenso ejército y su firme liderazgo al final de la segunda guerra terminó prisionero de la alianza. La perdida de la guerra se debió principalmente a la traición de Gul´Dan, la cual no fue pasada por alto por Orgrim, enviando a dos clanes en su búsqueda, los cuales no ajusticiaron directamente al traidor pero si contribuyeron en el debilitamiento de sus tropas, lo cual le costó la vida. Antes de caer prisionero dirigió el último combate de la segunda guerra, los orcos se encontraban en desventaja numérica, para tratar de ganar el combate Orgrim buscó al líder de las tropas enemigas el cual no era más que el mismo Anduin Lothar y lo enfrentó en un combate legendario, el cual fue ganado por el jefe orco, costándole al vida al Comandante de la Alianza, el vencedor aunque mal herido estaba listo para reclamar la victoria, pero el segundo al mando Turalyon un paladín de la mano de plata se interpuso en su camino.
Orgrim se convirtió en fugitivo, escapando varias veces de las rejas y cadenas, convirtiéndose en un mito.
Martillo de Condena se encontró con Thrall el cual lo convenció de que la horda podía ser libre del control de los demonios. Ayudó a liberar muchos clanes pero finalmente murió. En ese momento Martillo de Condena le pasó el mando de la horda a Thrall junto a su arma favorita y su negra armadura convirtiéndolo así en el señor de la guerra.

Muradin Bronzebeard

Muradin es el segundo de tres destacados hermanos, su hermano mayor Magni, es el rey de Khaz Modan, mientras que el más joven Brann, es un reconocido explorador. Durante la segunda guerra Muradin sirvió como intermediario entre Lordaeron y Khaz Modan; cuando la guerra terminó permaneció en Lordaeron como embajador. En los pocos años pacíficos que siguieron se ganó el afecto de la familia real, haciéndose amigo del joven príncipe Arthas y convirtiéndose en su tutor en las artes del guerrero. Durante esos años Muradin y su hermano Brann unieron fuerzas con otros enanos prominentes para fundar la asociación de exploradores con base en Ironforge con el fin de explorar el mundo, catalogar sus habitantes, buscar las ruinas de los titanes e ir a donde los enanos no habían estado nunca.
En sus viajes Muradin visitó Northrend, fascinándose con el continente desolado. Volviendo muchas veces para observar a los peligrosos nativos y hacer dibujos de su arquitectura en ruinas. Durante una expedición Muradin y su grupo descubrió que una fuerza estaba creciendo en Northrend. Muradin creía que podía ser un peligro potencial para Lordaeron. Mandó un aviso al rey Terenas sobre este asunto, el cual le solicito al enano permanecer en Northrend para estudiar más sobre este asunto. Poco después el azote de los muertos se reveló así mismo atacando el campamento de Muradin obligando a los enanos a atrincherarse y permanecer dentro de un cerco.
Varias semanas después el Príncipe Arthas cazando a señor de la muerte Mal`Gannis llegó a Northrend encontrando a Muradin y sus tropas. Ambos unieron fuerzas para luchar contra el Azote, después de esto el enano le contó al joven príncipe sobre la antigua espada rúnica perdida la cual significó la perdición de Arthas. El camino hacia la espada maltita quedó cubierto con los cuerpos humanos y enanos; solo para al final descubrir que sobre ella pesaba una maldición. Muradin pidió a Arthas dejarla ahí para olvidarla y volver con las tropas pero el príncipe envuelto en la locura y la venganza, asesinó a su amigo, reclamando de esta forma la espada para sí mismo.

Cairne el líder de las tribus taurens

Los centauros gracias a su mayor número y movilidad siguieron a los taurens forzándolos a abandonar sus tierras ancestrales en el centro de Kalimdor y emprender un viaje hacia las costas de este, donde defendieron su último puñado de campamentos de los asaltos de los centauros.
Cairne guió a las tribus de taurens en una larga y penosa migración con el fin de evitar conflictos con las hordas de centauros. En ese tiempo se encontraron con Thrall y la horda por primera vez. Los orcos inmediatamente reconocieron las impresionantes habilidades de combate y el honor de los taurens, con la ayuda de los orcos los taurens lograron derrotar a los centauros. Cairne y Thrall acordaron viajar juntos hasta la costa con el fin de garantizarse mutua protección. Desde entonces Cairne mantiene con la horda una fuerte alianza, estando siempre a su lado en sus mayores contiendas.
Finalmente Cairne renunció a ser el líder principal de las tribus de taurens, pasando a ser una especie de líder espiritual. Como líder espiritual de las tribus de taurens en Kalimdor, Cairne tiene una fuerte conexión con el ambiente y un profundo respeto por la fuerzas de los elementos y por la bestias salvajes. Es extremadamente sabio, pero su carácter pasivo muchas veces colma la paciencia de otras razas. Siempre prefiere contemplar los problemas antes de actuar para tratar de resolverlos y frecuentemente medita durante varios días sin interrupción. Sin embargo cuando se decide a actuar pocas veces puede ser alejado de su objetivo. Pelea con una increíble pasión, pero nunca se sale de control. Prefiere observar a sus enemigos antes de pelear con ellos para de esa forma entender mejor sus debilidades y fortalezas. Confía plenamente en los orcos y respeta su civilización shamantica.
Los elfos nocturnos sienten gran admiración por él debido a su fuerte conexión con la naturaleza y la tierra. Sin embargo usualmente Cairne evita a los humanos, enanos y duendes; si tiene que tratar con ellos lo hace de una manera condescendiente. Cairne cree que los ojos espirituales de estas razas aún no se han abierto totalmente, siendo los miembros de estas razas en esencia niños que aún están aprendiendo y deben ser mimados. Siente gran desprecio por la magia arcana de los altos elfos y una gran pena por el alejamiento de estos últimos de los caminos naturales.